Quizás no sea realmente una sentencia que no acepte matices. La verdad es que la medicina puede resultar muy compleja... o increíblemente sencilla, si nos fijamos un poco en determinados signos de nuestro cuerpo. Muchas enfermedades dan lugar a ciertas manifestaciones en algunas partes de nuestra anatomía; y detectarlas no suele resultar complicado, y puede ayudarnos a controlar enfermedades que, en algunos casos, pueden llegar a ser importantes.
Las manos, por ejemplo, pueden actuar como verdaderos sensores corporales, detectores de alteraciones patológicas. Y sin embargo, estamos hablando de, quizás, la parte del cuerpo que más accesible a la visión tenemos.
Veamos cuáles son algunos de estos signos que afectan a nuestras manos y que pueden enmascarar alguna enfermedad:
- Dedos hinchados: Además de los alimentos ricos en sal, que pueden ayudar a acumular líquidos en el cuerpo, el síndrome premenstrual también puede hacerlo. Pero también una alteración del tiroides. Concretamente, un hipotiroidismo ¿Y qué importancia tiene esta enfermedad? ¿Es realmente algo grave? Inicialmente, comporta que todo el metabolismo vaya más lento de lo normal. Así, es normal en esta enfermedad el estreñimiento, la bradicardia (que el corazón tenga una frecuencia de contracciones menor a la habitual), una ganancia de peso importante (secundaria ésta a que gastamos menos energía en el metabolismo), disminución de la líbido, fatiga... Pero, además, un síntoma típico del hipotiroidismo es un cúmulo de colesterol en sangre que puede resultar peligroso para nuestras arterias. Y en casos avanzados, sobre todo en niños no diagnosticados a tiempo durante los primeros meses, puede condicionar un retraso mental importante (esto cada vez es menos frecuente, toda vez que existe una prueba de diagnóstico neonatal para detectar esta alteración).
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- Palmas de las manos enrojecidas: Las podemos ver en casos de eccema, que es una alteración cutáneas crónica, de aparición periódica, y que suele empeorar en épocas de estrés. Evitarlo es relativamente sencillo, si se conoce la sustancia que lo origina. Si no es así, determinadas medidas, como evitar el contacto con sustancias químicas, o utilizar guantes en el jardín, o mientras limpiamos en casa, pueden sernos de gran ayuda. Pero si la cosa no mejora, quizás estemos en realidad ante una reacción alérgica a algo que estamos tocando (bisutería, niquel) o consumiendo (determinados antibióticos también dan lugar a este cuadro, aunque en este caso la irritación no suele limitarse a las palmas). ¿Y cómo saber si se trata de un eccema o de una alergia? Existen pruebas cutáneas, practicadas en centros preparados, y realizadas por alergólogo, que determinarán si se tratan de una u otra alteración.
- Uñas que quedan pálidas al presionarlas: Sobre todo, si esta palidez se prolonga durante uno o dos minutos tras apretar la uña. Son claros indicadores de una anemia, generalmente, por deficiencia de hierro (especialmente, en mujeres con ciclos menstruales; es decir, no en mujeres postmenopáusicas). En este sentido, otro signo conocido por la población, y de significado similar al descrito, es la presencia de palidez a nivel de la conjuntiva (parte mucosa roja que rodea los globos oculares).
- Puntas de los dedos azuladas, entumecidas, que aparecen de forma súbita, sobre todo en presencia de un ambiente frío: Todo esto nos hace pensar en el denominado fenómeno de Raynaud, una alteración que afecta a un 5-10% de la población (preferentemente mujeres) y que se debe a un espasmo que contrae los vasos que llevan sangre a los dedos. La importancia de este fenómeno no radica en sí mismo, dado que suele ser algo pasajero y recuperable a los pocos minutos. En realidad, si le damos "bombo" a esta entidad es porque puede estar asociado a otras enfermedades reumatológicas, que sí pueden condicionarnos la vida.
- Uñas descoloridas: Como veíamos hace unos días en esta sección, la causa más frecuente de presencia de una coloración blanquecina a nivel de las uñas suele ser un traumatismo sobre ella, producido meses antes. Pero también puede deberse a la presencia de hongos a ese nivel. Y si la alteración es de más larga evolución, en ocasiones también hemos de pensar en la presencia de una anemia, o bien de un hipotiroidismo. En ambos casos, la alteración se debería a problemas a la hora de regenerar la uña.
- La presencia de un dedo índice (el segundo) menor que su dedo anular (el cuarto) puede indicar, en mujeres, mayor riesgo de poliartritis y de presencia de un síndrome de ovario poliquístico, una alteración hormonal que puede dar lugar a infertilidad. Como contraprestación, tienen menor riesgo de enfermedad cardíaca. La explicación está en una mayor exposición a la testosterona en el útero materno durante la gestación, que condiciona un desarrollo óseo algo diferente. Ya veíamos, hace unas semanas, cómo afectaba este hecho a los hombres.
Me parece muy interesante el artículo sobre "Las manos, el espejo de nuestras enfermedades". Para mí ha sido un placer leerlo.
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